Que me dicen que te hable, que te diga lo que pienso, que así será más fácil. No lo pongo en duda. No sé si será cierto que hablándote, diciéndote lo que tantas veces te he dicho, y tantas otras que ahora se me ocurren, esto dolerá menos.
Sí. Tenemos una conversación pendiente. Esa va a quedar ahí para siempre, esperándote, aguardando a que vuelvas o a que llegue yo. Pero no es eso lo que toca ahora.
Cerraste la puerta pensando que decías la última palabra, pero ya me conoces, si algo no me gusta o no me parece justo, voy a gritar y patalear. Si no para convencer, por lo menos para que se me oiga.
Y aunque lo respeto, no me gusta que me hayas negado el derecho a la réplica, la ocasión de verte de nuevo, de volver a sentarnos en la playa de noche, o en el Golf o donde fuera... repetir por una vez una de esas largas noches en las que preparábamos nuestros agostos, en las que nos contábamos nuestros miedos, el juego que nos daba todo lo que nos daba juego, y guardándonos los secretos que no nos contábamos porque sin hablarnos los sabíamos.
Imaginamos mil veces nuestro futuro, y soñamos con mejorar nuestro presente sin saber que lo que teníamos era perfecto, que no merecía la pena crecer más. Que ese paso, siendo nuestra ilusión, fue nuestra frustración, que allí, a la orilla de la playa era como mejor se estaba, y si cometimos un error, fue el de no parar el tiempo allí.
Quiero volver a nuestras llamadas para no decirnos nada, esos "eh, ¿que pasa?", volverte a ver cómo te encendías tu Marlboro, y mientras expulsabas el humo dejabas ver tu sonrisa de chico de anuncio. Volver a nuestros almuerzos, a contar nuestras batallitas y a nuestras risas que pocos más entendían. A ver nuestros interiores y a valorarlos como pocos más sabían. Yo a protegerte como mi hermano pequeño, y tú a calmarme y aconsejarme con tu estilo conciliador.
Quiero decirte que dueles. Y dueles porque te sigo sintiendo conmigo, queriendo decirme algo que no alcanzo a oír. Junto a mí, tan cerca que si giro la cabeza soy capaz de verte. Y aunque te veo tranquilo, relajado, descansado, me dueles porque no es posible enfadarme contigo, porque no me has dado la oportunidad de contestarte, porque aún es pronto, pero con la sensación de que siempre va a ser pronto.
Me da igual la forma en la que este desfile nuestro haya acabado, y me da igual porque yo estoy orgulloso de ti. De mi amigo, de mi hermano. Estoy orgulloso porque nunca nadie se rodeó de tanta gente buena, y nunca tanta gente buena se juntó para decir hasta pronto a alguien tan auténtico como tú. Y ese tú me eligió para estar a su lado, y que a mi lado estarás por siempre, porque ahora, te guste o no, ahora elijo llevarte siempre conmigo.
Quiero decirte que nunca te dije que te quería, que nunca te dije que estoy para lo que quieras, para decirte lo que no quieres oír o para callarme lo que no quieres que diga. Para lo que quieras, pero a tu lado. Contigo, siempre contigo. Siempre conmigo, siempre en mi memoria. Porque aunque eres el que mejor miró para arriba, ahora desde arriba me ves mirarte, y con los ojos empañados, no me queda más que imaginarte...
No hay comentarios:
Publicar un comentario