No me considero especialmente sensible, ni de lágrima fácil, pero ayer te volví a ver después de mucho tiempo y me emocioné.
No se puede decir que fuéramos amigos, pues apenas hablábamos unas veces al año.
Coincidíamos en unos cuantos actos de la afición que teníamos en común, y nos dábamos la mano acompañado por una sonrisa, un como te va, y poco más.
Creo recordar que ni siquiera comimos o cenamos en la misma mesa.
Pero eras, eres, una de esas personas de las que se puede decir que es buena gente, que todos nos alegrábamos de ver, y que transmitía una sensación de buen rollo como pocos lo hacían. Gran persona, y con la capacidad de hacer MUY feliz a los que te rodeaban. Eso era obvio.
A todos nos dolió tu marcha, mucho más a tus cercanos, pero te puedo asegurar, que cuando nos despedimos de ti, TODOS teníamos una frase en la mente: no es justo.
Ayer te volví a ver en una gran foto, imponente, orgulloso, flamante, grande, feliz en tu papel, y no entiendo porqué, pero me emocioné.
Y no quiero entenderlo.
Suerte allá donde estés!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario