Cuando me has levantado la voz, me hubiera lanzado sobre ti.
Cuando me has faltado al respeto tendría que haberte golpeado.
Cuando me has insultado, debería haberte callado.
Cuando me has ofendido, te hubiera molido a palos.
Cuando sólo decías tonterías, te hubiera cosido la boca.
Cuando me has amenazado te habría hecho tragar la lengua.
Pero antes de hacerte todo eso, me he parado, he pensado, y he decidido hacerte todo el daño que tú has querido hacerme y no has podido: te he ignorado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario